Nosotros estamos

PARA EL PREÁMBULO DE LA CONSTITUCIÓN DEL MUNDO FUTURO

«Una figura nos tuvo cautivos.
Y no podíamos salir,
pues [la figura] reside en nuestro lenguaje
y [el lenguaje] parece repetírnosla inexorablemente».
Ludwig Wittgenstein, Investigaciones Filosóficas.


«Para «ser» se necesita un andamio de cosas, empresas, conceptos
todo un armado perfectamente orgánico,
porque, sino, ninguno «será» nadie.
«Estar», en cambio, se liga a una [falta] de armado,
apenas una pura referencia al hecho de haber nacido,
sin saber para qué, pero sintiendo una rara solidez en esto mismo,
un misterio de antiguas raíces».
Rodolfo Kusch, De la mala vida.


«No te pido que los retires del mundo,
Sino que los guardes del Maligno.
Ellos no son del mundo,
Como yo no soy del mundo».
Juan 17:15-18

Una figura nos tuvo cautivos

1. Vivimos inmersos en un sistema de vida meritocrático y competitivo, que nos empuja continuamente a la explotación y a la lucha de todos contra todos para lograr la mera supervivencia, menoscabando con ello nuestra capacidad de reconocernos los unos a los otros, de reconocer lo que nos es común.

2. Atrapados en la imagen que hemos fabricado de nosotros mismos, como especie humana, como colectivos particulares y como individuos, y atrapados en las figuras que proyectamos sobre el mundo, trajinamos incansablemente afirmándonos y manipulando la realidad.

3. Ser y hacer son nuestros desvelos, a desmedro de nuestro mero estar-en-el-mundo.

4. «Ser» es aquí el nombre de la identidad y de la diferencia, de la afirmación y de la negación de lo que existe.

5. «Hacer» es aquí el nombre de la manipulación, de la instrumentalización y de la mercantilización de todo aquello que habita o es condición de habitación en el mundo.

6. Cautivos en estas figuras de dominación, hemos olvidado nuestra experiencia originaria, primitiva, el mero don de estar en la existencia.

7. Por consiguiente, necesitamos un nuevo punto de partida, que nos permita reconocer nuestro contacto directo con lo real. Necesitamos volver respirar sin escafandras ni barbijos, y encontrarnos con los otros cara-a-cara.

Estar en el mundo, sin ser de este mundo

8. Propongo, entonces, que regresemos, sin pedir permiso, al Edén del que fuimos expulsados, que gocemos sin culpa de la mera experiencia de estar aquí, indiferentes al pecado que nos lanzó al ensueño de las representaciones: del bien y del mal, del orden y del desorden de nuestra existencia caída.

9. Propongo que nos permitamos estar simplemente en el cuerpo, sin necesidad de afirmar nuestro ser el cuerpo, ni sentirnos obligados a hacer nada con el cuerpo. Propongo que estemos sencillamente en sus pulsiones, en sus deseos, en sus aversiones, sin dejarnos arrastrar ni resistirnos a ellas.

10. Propongo que volvamos a la carne y a la sangre, que habitemos la finitud y la pasión, pero que no seamos meramente carne y sangre, sino que habitemos los placeres y los padecimientos libres de la exigencia de tener que definirnos o realizarnos a través de ellos.

11. Propongo que volvamos a nuestros sentidos, que los habitemos, que convirtamos las experiencias en nuestra casa, sin sentirnos obligados a definir, categorizar, ordenar y «escriturar» las apariencias. Estemos simplemente en los colores y las formas, como hace la luz impersonal del sol cuando reposa en los objetos que ilumina. Estemos simplemente en los sonidos, como hace la lluvia al crepitar sobre la tierra. Estemos simplemente en nuestras sensaciones, como hace el agua, que al habitar su cauce se deja dibujar sus remolinos.

12. Propongo que regresemos a la mente, libres de nuestros hábitos y nuestras obsesiones, y aprendamos a habitarla sin identificarnos ni hacer nada con ella.

13. Propongo que volvamos a nuestros sentimientos, sin definirnos por ellos, ni ser forzados a actuar en su nombre.

14. Propongo que estemos en los pensamientos, libres de los pensamientos; en las memorias, libres de las memorias; en las imaginaciones, libres de las imaginaciones que atraviesan fugazmente la consciencia.

15. Por todo esto sostengo que necesitamos adoptar un nuevo punto de partida: simplemente estemos, como está la gota de rocío cuando reposa fugazmente, durante apenas un instante, sobre la brizna que el sol ilumina y transparenta al amanecer, reflejando en ella un universo de relaciones infinitas.

Más allá del individualismo y el tribalismo

16. «Estar» en el mundo, sin «ser» en el mundo, ni «hacer» nada con el mundo. Estar en la Tierra, sin ser en la tierra ni hacer nada con la Tierra. Transitar los paisajes inabarcables que nos ofrece sin necesidad de plantar nuestra bandera ni fundar nuestro linaje.

17. Pobres, vulnerables, mortales: así estamos finalmente todos en el mundo, aunque finjamos otra cosa. Por lo tanto, nuestra primera tarea consistirá en cultivar la generosidad y la paciencia y, con ello,  el amor que exige la custodia maternal de un recién nacido: el mundo nuevo que se asoma.

18. De eso se trata, de estar con los otros, cara-a-cara, sin ser frente a los otros, o ser contra los otros, ni pretender hacerlos a nuestra imagen y semejanza.

19. De este modo, el nuevo mundo rechazará (1) cualquier articulación que se funde en la afirmación privilegiada del «yo-soy» y (2) cualquier formulación que legitime una identidad excluyente basada en la diferencia.

20. El mero estar, la vida, como principio insuperable, será nuestra primera y última guía, a partir del cual construiremos los nuevos relatos y emprenderemos los nuevos proyectos para la comunidad futura, sin permitirnos el olvido al que habitualmente nos somete el ajetreo del ser y del hacer.

Preámbulo para la constitución del mundo futuro

Por consiguiente, el nuevo mundo exige un tipo de constitución hasta ahora desconocida para la filosofía política. Una constitución fundada en la simplicidad primitiva de la existencia, que hoy se ve amenazada por el peligro de su extinción.

Por lo tanto, en la redacción del nuevo documento constituyente para el mundo futuro no valdrán las formulas que enfatizan un «ser nosotros, pueblo» excluyente, ni instituciones que establezcan una interioridad y exterioridades absolutas. Nuestras comunidades serán porosas, permitirán el flujo de la vida como el aire que circula a través de nuestros cuerpos, mezclando el adentro de nuestros órganos vitales con la atmósfera que nos contiene.

El preámbulo de la nueva constitución comenzará diciendo: «Nosotros estamos», afirmando con ello nuestra renovada vocación de libertad, de igualdad y de fraternidad, contra todas las formas de explotación y opresión, contra todas las pretensiones de privilegios y desigualdad.

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